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Sethyan; Los petisos del kaos (Libro)

” Yo soy el amo del Kaos, el señor del balance, el falso benévolo justiciero. Yo soy Sethyan!! el equilibrio imperfecto.”

Joaquin Molina

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Madrid
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#01 / Os regalo el primer capitulo del libro.

**SETHYAN

LOS PETISOS DEL KAOS**

El día era soleado pero fresco; la escarcha de la noche anterior mantenía la tierra húmeda; los árboles y plantas que flanqueaban el camino conservaban en sus hojas suficiente agua para calmar su sed. El anciano se detuvo frente a unas plantas de hojas curvas y alargadas. Tomó una y, sin romperla, la acercó a sus labios, dejando que el fresco líquido refrescara su garganta. Luego murmuró unas palabras de agradecimiento. Metió una mano arrugada en una de las bolsas que llevaba y sacó una manzana. Tomó asiento junto a un árbol grueso y mordió la fruta, cerrando los ojos y saboreando su dulce carne. Dejó que sus pensamientos volaran a otro lugar, a otro tiempo...

“El cielo gritó en un rugido brutal y fue iluminado instantes después por cientos de relámpagos. La lluvia comenzó a caer salvajemente, repiqueteando al golpear la túnica negra del guardián.

Observó la noche murmurando palabras que nadie hubiera entendido, aunque las hubieran escuchado. Unos momentos después, se dibujaron en su mente las imágenes de aldeas que ardían, miles de cadáveres extendidos por el suelo, mezclándose entre el barro y la sangre. El fuego de un fénix envolvía a cada hombre, mujer o niño que caía....

El guardián agachó la cabeza y cayó de rodillas al suelo; sus puños desnudos se apoyaron sobre este, quebrando la tierra; su mandíbula se contrajo en una rabia contenida mientras de los dientes apretados escapaban cascadas de saliva. Su cuerpo comenzó a temblar y alzando la cabeza dejó escapar de su garganta un aullido terrorífico, un desafió eterno:

Yo soy el amo del Kaos

el señor del balance

el falso benévolo justiciero,

yo soy Sethyan!!

el equilibrio imperfecto.”

…Sus pensamientos fueron interrumpidos por las voces de unos desconocidos.

  • Despierta anciano. Dinos, ¿estamos en la dirección correcta para llegar a Kelestia?

El anciano abre los ojos, observa al grupo de cinco hombres sobre caballos robustos y fuertes. Visten armaduras de cuero, van muy bien armados - Mercenarios - Piensa con desdén. Sonríe amablemente.

  • Sigan el camino jóvenes y a poco más de una semana a caballo estarán ustedes divisando la ciudad. Dice con voz cansada.

  • Muchas gracias viejo. Exclamó uno de los hombres.

  • Estamos hambrientos y veo que estaba saboreando una manzana. ¿No tendrá alguna de sobra para compartir con estos humildes compañeros?

Dice uno de los hombres sonriendo. Su cuerpo es delgado y muy espigado, su rostro está cubierto por varias cicatrices que le cruzan la cara, su dentadura está podrida. El pelo ralo sería rubio si estuviera limpio.

El anciano agacha la cabeza, suspira, luego lentamente levanta su mirada y observa a los cinco hombres. Un leve destello revela un cuchillo en la mano de uno de ellos. Es enormemente gordo, su barba abundante apenas deja ver el rostro. Él ya sabe que quieren algo más que sus manzanas. Si algo tiene la edad es que no solo aporta sabiduría, también experiencia. - Piensa para sí.

  • ¿No tenéis una ciudad a la que llegar? Seguid vuestro camino y dejad tranquilo a este anciano continuar el suyo.

Los cinco hombres se miran y bajan del caballo sonriendo. Se empujan mientras se acercan al anciano entre chanzas, apuestan entre ellos a quién tumbará primero al viejo. Ríen con maldad. El anciano solo los observa mientras se acercan. No se mueve, no siente miedo y sus pensamientos se pierden brevemente en el tiempo.

“… El grito fue tan salvaje que desquebrajó la tierra en varios metros a su alrededor. Lentamente se incorporó. Sus ojos sin pupilas eran completamente verdes y chispeaban con diminutos rayos, acompañando la tormenta que caía abundantemente.

Tensó el cuerpo y comenzó a correr al principio; luego dejó que sus pasos se distanciaran más hasta convertirlos en saltos de dos a tres metros, hasta que finalmente fue como si volara por encima de los árboles y se perdió en el horizonte…”

El hombre espigado se adelanta a sus compañeros y ataca con una espada al pecho del anciano. Este abandona sus pensamientos y observa sin un quejido cómo la hoja penetra en su carne, quebrando el esternón. Los cuatro compañeros lamentan la escasa diversión que ha proporcionado el anciano. Se giran en dirección a sus caballos mientras insultan a su compañero por acabar pronto lo que debería haber durado un poco más. Lentamente el anciano levanta una mano que sitúa en la hoja, comienza a sacarla del pecho mientras alza su cabeza y mira al rostro de su asesino. Sus ojos son completamente verdes y emiten unos diminutos rayos. Sonríe con malicia al tiempo que dice:

  • Solo un hombre puede vencer a los petisos del kaos. No, no eres tú, créeme.

Termina de sacar la espada de su pecho ante el asombro de su asesino. Los otros cuatro se han detenido observando lo que está ocurriendo, no entienden que está pasando. La otra mano sale veloz y penetra en la garganta del mercenario espigado para acto seguido salir arrancándole la tráquea. Después, cae inerte al suelo formando un charco de sangre mientras convulsiona a los pies del anciano.

El anciano mira a los otros cuatro con una sonrisa, ahora amable, casi familiar. Estos comienzan a correr hacia sus caballos presos de un miedo irracional. Montan y empiezan a galopar por el camino intentando alejarse de lo que tanto terror les causa.

  • ¿No queríais manzanas? Pregunta mientras sonríe.

El anciano se desprende de la capa ajada que le protegía, otrora lo que fue una túnica, y deja su torso frágil al descubierto. Tres líneas ya cicatrizadas de lo que tuvo que ser una herida enorme, marcan su pecho. Extiende los brazos y entra en éxtasis al tiempo que sus manos dibujan formas en el aire.

  • ¡Puño de Zrock! – Exclama al tiempo que extiende la mano hacia los hombres que huyen despavoridos y la cierra en un puño. Los cuatro hombres que escapaban a toda prisa, presos de un terror irracional y profundo, son alcanzados junto a sus caballos por un golpe de aire sólido, devastador. Sienten como sus cuerpos son aplastados para luego explotar en pedazos.

El anciano toma agua de las hojas y se limpia la sangre de su pecho. Donde debía haber una herida abierta, no hay más que carne vieja y arrugada. Vuelve a colocarse su túnica ajada, mira con tristeza el agujero que ha dejado en ella la espada; tras un suspiro de resignación, se ajusta las bolsas, toma una manzana de una de ellas y le da un mordisco;

  • Deliciosa.

Recoge su bastón y comienza a andar por el camino. Al pasar junto a los pedazos de caballos y hombres esparcidos, se detiene un momento observando el espectáculo.

  • Nos habéis olvidado, sí, pero pronto volveréis a recordarnos.

Suspira y continua su camino mientras sus pensamientos vuelven a perderse en el tiempo…

Escondido en la espesura de unos matorrales, fuera del camino, un lobo negro observa al anciano. Levanta los belfos y enseña unos colmillos de más de veinte centímetros, en lo que debiera ser una sonrisa. Cuando el anciano se pierde en el camino, el lobo decide moverse y poco a poco va cambiando su forma hasta convertirse en un hombre. Su piel negra, su cabeza rapada, su rostro recio, remarcado por unos ojos oscuros y profundos, adornados por unas espesas cejas y su fuerte musculatura, unida a un tamaño imponente para un hombre, le hace igual de fiero que en su forma lobuna. No deja lugar a dudas de que es igual de mortal que en su forma animal. Se acerca al lugar donde una vez hubo hombre y bestia, observa con cautela.

  • Habéis regresado, ahora no me cabe duda... ¿Pero en qué forma?

Comienza a correr por el camino donde desapareció el anciano y de un salto vuelve a ser un lobo negro, enorme y musculado. Sale de la senda y se pierde en la espesura del bosque.

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#04 / Extracto del libro; Sethyan; los petisos del kaos.

Taneo recordaba como la desesperación pasaba a ser la aceptación de un fin inminente. Si los bárbaros representaban la muerte, los petisos del Kaos eran el exterminio y el olvido. Ya no había esperanza, así que tomaron la decisión de dejar de esconderse y salir al encuentro de los Petisos del kaos, optando por una muerte rápida y terminar así su agonía y la de su pueblo. Taneo aún recordaba lo que sintió al ver por primera vez a un ejército del Kaos, todo cuánto había oído ni por asomo se acercaba a lo que tenía delante de él. Miles de guerreros en interminables filas de hombres y mujeres, minotauros, cambia formas, ogros... se perdían en el horizonte. Avanzaban despacio, pero firmemente, mientras el suelo temblaba a cada paso. Taneo pensó que esa lentitud en lo que iba a ser una masacre se debía a que estaban saboreando lo que vendría a continuación. Taneo y los suyos permanecieron firmes y, a tan solo unos metros ya del ejército del Kaos, se dieron la mano y cerraron los ojos

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#01 / Os regalo el primer capitulo del libro.

**SETHYAN

LOS PETISOS DEL KAOS**

El día era soleado pero fresco; la escarcha de la noche anterior mantenía la tierra húmeda; los árboles y plantas que flanqueaban el camino conservaban en sus hojas suficiente agua para calmar su sed. El anciano se detuvo frente a unas plantas de hojas curvas y alargadas. Tomó una y, sin romperla, la acercó a sus labios, dejando que el fresco líquido refrescara su garganta. Luego murmuró unas palabras de agradecimiento. Metió una mano arrugada en una de las bolsas que llevaba y sacó una manzana. Tomó asiento junto a un árbol grueso y mordió la fruta, cerrando los ojos y saboreando su dulce carne. Dejó que sus pensamientos volaran a otro lugar, a otro tiempo...

“El cielo gritó en un rugido brutal y fue iluminado instantes después por cientos de relámpagos. La lluvia comenzó a caer salvajemente,

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